Los recursos hídricos susceptibles de desalación pueden tener básicamente dos orígenes: agua de mar o agua subterránea salinizada, ésta última procedente de acuíferos costaneros en contacto directo o indirecto con el mar.
Los principales procesos para desalar consisten en procesos avanzados de tratamiento mediante membranas, como son la osmosis inversa (RO), la electrodiálisis reversible (EDR) y la nano filtración, siendo la RO, la tecnología más utilizada.
El proceso de desalación incorpora un pretratamiento, con la intención de eliminar todos los elementos que puedan producir incrustaciones y dañar las membranas, así como un sistema de re mineralización a la salida para garantizar su potabilidad en caso de consumo humano