Los lodos se someten a diferentes procesos, con la finalidad de reducir su masa y volumen, estabilizar su fracción orgánica, higienizar el material y adecuar sus características a los usos o destinaciones finales que se planteen.
Los procesos realizados por AREMA que conforman el tratamiento de lodos son los siguientes:
El espesado es el proceso mediante el que incrementamos el contenido de sólidos del lodo para eliminar parte de la fracción líquida. La reducción de volumen de lodos que se consigue con ello puede suponer una quinta parte del volumen original.
Esta reducción en volumen mejora la gestión de los tratamientos posteriores reduciendo la capacidad necesaria de tanques y equipos mecánicos, así como la reducción de los requerimientos químicos para el condicionamiento y el volumen de lodos a manipular.
Los procesos de estabilización permiten reducir, inhibir o eliminar el potencial de putrefacción que tienen los lodos debido a la presencia de materia orgánica. Simultáneamente se reducen los niveles patógenos y se eliminan los olores desagradables. Las técnicas de estabilización de la fracción orgánica de los lodos se pueden agrupar en sistemas biológicos y sistemas químicos.
Los principales sistema de estabilización biológica se consiguen con digestiones (aerobias o anaerobias, según se desarrollen en presencia o ausencia de oxígeno, respetivamente). El sistema clásico de estabilización química consiste en la mezcla de lodo con cal.
Los lodos también se pueden tratar por otras vías físicas (secado térmico) o biológico (compostaje) para conseguir reducciones de masa y volumen más grandes y/o/ estadios superiores de estabilización/ higienización de la fracción orgánica.
AREMA dispone de experiencia en la realización de todos estos tipos de tratamiento y selecciona los procesos de estabilización adecuados según el potencial de los lodos producidos en cada caso o según los requerimientos del cliente, tal que mejor se adapten a las necesidades presentadas.
La digestión de los lodos, cuando se realiza por vía anaerobia, produce biogás, una mezcla de gases inflamables (metano principalmente) y contaminantes. El biogás se puede aprovechar como fuente para producir energía, en forma de energía térmica y en forma de electricidad, lo que permite utilizarla para el propio consumo de la planta o para terceros, siempre que sea económicamente viable.
Con el objetivo de favorecer el proceso de deshidratación del lodo, una vez estabilizado, se realiza el acondicionamiento de lodo. Normalmente se utiliza la adición de productos químicos, aunque si se requiere, se puede utilizar un tratamiento térmico.
El acondicionamiento químico da como resultado la coagulación-floculación de los sólidos y la liberación del agua absorbida por los lodos, favoreciendo el tratamiento deshidratación posterior. Los productos químicos usados son cloruro férrico, cal, sulfato de aluminio y polímeros inorgánicos.
La deshidratación separa el contenido de agua con los lodos mediante procedimientos mecánicos, disminuyendo el volumen final de lodos obtenidos, facilitando la manipulación y reduciendo así los costes derivados de su disposición y transporte. Los tratamientos más usados son los métodos mecánicos como la centrifugación, la filtración a presión y la filtración al vacío. El nivel de deshidratación dependerá del destino final que tengan estos lodos.
Los lodos o fangos de depuración, ya sea procedentes de estaciones de agua residuales urbanas o industriales, tienen su propia legislación, que se fundamenta principalmente en su contenido en metales pesados y patógenos. Cada tipo de destinación es regulada por normativas de rango y abasto diferente y requiere unas condiciones técnicas diferentes en los lodos que son sujeto de actuación.
Una vez deshidratados, estos lodos pueden ser tratados como residuo sólido urbano, pueden ser incinerados, reutilizados en agricultura como fertilizantes, utilizados en aplicaciones forestales y recuperación de terrenos marginales e incluso usados como materia primera en la fabricación de materiales de construcción.